sábado, 27 de julio de 2013

Una noche de verano

Las pequeñas piedras del patio crujieron bajo mis zapatos, miré el tanque del agua, negro adorando por pequeñas lucecitas fiel reflejo del cielo. La luna estaba llena y alumbraba todo con su luz amarilla que parece marchitarse justo antes de tocar tierra sumiendo penumbra todo aquello que esta sobre la tierra. Las hojas de los árboles bailaban en el viento, poco a poco fui subiendo mi mirada, y pase el negro de las sombras al azul profundo que se extendía en el firmamento y a las miles de estrellas y pensé. Pensé en mi madre mas de 30 años atrás viendo ese mismo cielo, maravillada de sin fin de estrellas. Quería que estuviera ahí, justo ahí conmigo, luego de un instante, no pensé, sólo vi frente a mis ojos, multiplicarse las estrellas.

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